Desde su inicio como Club de Soto, el Club del Comercio de Bucaramanga ha contado con la membresía de los comerciantes más influyentes de la ciudad, quienes han desempeñado un rol destacado en el progreso y la política regional. En gran medida, los miembros del club también han sido aficionados a la política y han participado activamente en los conflictos bélicos que han afectado a la región en diferentes momentos, como los eventos de 1876, 1885, 1895 y la Guerra de los Mil Días, lo que ha llevado a la clausura del centro social en ocasiones y a la reestructuración de sus objetivos.
A partir de 1875, los extranjeros se han unido al club y han comenzado a influir en su dirección. Entre 1880 y 1905, siete de los presidentes del club eran de origen alemán, y uno era danés, lo que ha tenido un impacto en el desarrollo del club y en las costumbres que se han establecido en su interior.
La historia del Club del Comercio de Bucaramanga se ha entrelazado en ciertos momentos con la historia de la ciudad y la región, y en muchos casos, sus actividades y decisiones han tenido un fuerte impacto en el proceso político y económico de la zona. Además de su relevancia política y económica, el club ha sido un centro importante de actividades culturales y sociales que se han adaptado con el tiempo. La solemnidad de épocas pasadas ha evolucionado hacia una mayor informalidad en la actualidad.
En 1922, el club experimentó un cambio significativo al trasladarse a la Plaza de Santander en un edificio de estilo neoclásico, lo que le dio un carácter más elegante y distinguido. A pesar de enfrentar problemas económicos durante más de dos décadas, que incluso llevaron a su embargo, en 1941 el club pudo tomar posesión de su sede actual. Desde entonces, ha experimentado reformas e innovaciones que han permitido adaptar su estructura a las necesidades cambiantes del momento y las circunstancias.
El Club del Comercio ha experimentado una transformación significativa en los últimos años, convirtiéndose en un animado centro cultural que celebra la pluralidad artística y enriquece la vida cultural de la comunidad. Su diversificada programación abarca desde las obras clásicas hasta las contemporáneas, y sigue siendo un lugar emblemático para apreciar diversas manifestaciones de las artes escénicas.
